miércoles, 6 de septiembre de 2017

La Playa DC – Una película de contranarrativas, desplazados y rescate de valores fundamentales de la etnia originaria



La Playa D.C. es una de las cincuenta películas que el grupo Cinélangues del Rectorado de París ha dispuesto como apoyo pedagógico para los profesores franceses que enseñan las lenguas latinas (castellano, italiano y portugués) a los estudiantes tanto de básica (collègiens) como de nivel medio (lycéens). La propuesta contiene un dossier pedagógico titulado “Escribo mi crítica de la película La Playa D.C. que puede ser adoptado para diversos niveles de análisis” con sugerencias didácticas y artículos sobre los fenómenos de desplazamiento, racismo, música y conservación cultural en Colombia. El material pedagógico está propuesto para desarrollarse en tres momentos: antes de la visualización de la película, durante la visualización del filme y posterior a la visualización. Para el primero se proponen textos sobre la situación social y política de Colombia que permitan a los estudiantes –según su nivel escolar- contextualizar la narración; para la segunda se trata de asistir a su proyección en la sala “La Nouveau Latina”; para la tercera se proponen materiales que van desde fotogramas, diálogos de la película, preguntas acerca del desarrollo de la historia y propuestas de trabajo sobre el filme y sus contextos histórico-sociales.  Para cada uno de esos momentos hay ejercicios propuestos para trabajo individual, de grupo y de intercambio oral y/o escrito. Pero todo ello se apoya en el carácter semi-documental del filme.

La película es definitivamente controversial. Para algunos comentaristas se trata de una narración a medias, para otros es un testimonio valeroso y para algunos fue de lo menos significativo de lo hecho en Colombia en el 2011- 2012. El caso es que de ella se han ocupado tanto críticos que reciben remuneración por escribir sobre cine, como doctorandos en artes escénicas y –como se vio en el párrafo anterior- profesores extranjeros que la proponen como material pedagógico.

El asunto es que trata de afrodescendientes colombianos desplazados del litoral pacífico pero no muestra el proceso de desplazamiento; sabemos de la exclusión por razones de raza pero no hay un seguimiento por los diversos escenarios racistas de la ciudad en donde se desarrolla la anécdota; sabemos del dolor del personaje pero el gesto nunca se desgarra; sabemos que el personaje busca a un hermano perdido en los callejones perversos pero encuentra a otro que no le interesa sino su propia suerte; sabemos que desperdicia la confianza que le brindan otros que apenas distingue pero se reencuentra a sí mismo gracias a que esos otros no ejercen venganza contra él sino solidaridad sin discursos. En esas contranarrativas me parece que es donde reside el valor de esta película colombiana. Trataré de explicarme.

En la década de los cincuenta del siglo pasado, el dramaturgo alemán Bertolt Brecht dirigió los ensayos del grupo teatral Berliner Ensemble para poner en escena su obra “Los fusiles de la señora Carrar” cuya historia transcurre durante la guerra civil española. Un contingente republicano está en casa de ella reclamando un armamento que ella niega porque no quiere vincular sus hijos a una contienda que no les pertenece: la señora Carrar entiende que excluirlos de la guerra es su acto de amor supremo. Pero, entrada la noche, los aviones franquistas bombardean los botes de los pescadores y, contra todas las previsiones maternas, muere inocentemente el hijo de la protagonista. Cuando el grupo de pescadores ingresa a la casa con el cadáver de su hijo, la actriz que la representaba no irrumpe en gritos y lamentos: apenas baja la cabeza y dice a media voz “lo mataron”; se hizo un silencio de apenas un par de segundos que fueron como una eternidad, la mujer se levantó, tocó el rostro del difunto y empezó a disponer las cosas para el sepelio: la primera de ellas, sacar los fusiles de un escondrijo bajo el piso y entregarlos a quienes habían venido por ellos. El gran dolor, el inmenso drama que rompe el corazón de la Señora Carrar no se expresa con gritos como en la dramaturgia romántica, sino en la ruptura de la vida de quien comprende que nadie puede estar por fuera del conflicto y tiene que comprometerse y actuar en contrario de todo lo que había defendido.

Eso mismo es lo que me parece valiente de este filme: narrar sin los estereotipos y, tal vez, contra varios de ellos. Así como el neo-realismo italiano recurrió a personas sin previa formación actoral en películas como “Roma ciudad abierta” y “Ladrones de bicicletas”, con lo cual logró romper con los cánones narrativos de una cinematografía que había ignorado la profunda experiencia social de la segunda gran guerra –el hambre, la inseguridad y la vida colectiva- o la había reducido a la creación de personajes cuyo heroísmo se basaba en formas expresivas del romanticismo –el individualismo, la ignorancia de la cotidianidad social y la distancia con el drama cotidiano-, La playa DC fue protagonizada por actores con ninguna o muy poca experiencia actoral. Ello mismo conlleva consecuencias específicas en la forma de la narración como el hecho de que durante largas secuencias la cámara no se centre en el actor y su expresión gestual sino que lo acompañe tras su espalda lo cual es aprovechado para contrastar su serenidad con el ritmo y la exterioridad de la ciudad que lo ignora. Ese es, en mi entender, el recurso estético que la película pone en juego para mostrar la extrañeza de la vida social en la ciudad que siendo a la vez un lugar de acogida es también de marginamiento y despreocupación por la suerte de las minorías huidizas.

Muchos han señalado que el momento más significativo de la película es la secuencia en que Tomás, el protagonista, y su hermano Jairo subidos en los restos de una vieja y deshuesada camioneta, a través de las cicatrices del panorámico, rememoran el asesinato de sus mayores y el encuentro de su propia vía de escape. Y hay que estar de acuerdo que como espectáculo de imagen esa secuencia es inolvidable. Pero en la sutileza de la vida profunda, me parece que el momento de la reconstrucción social es muchísimo menos espectacular. Se trata del reencuentro del valor de la solidaridad sin aspavientos ideológicos. Solidaridad étnica, solidaridad de quienes se buscan entre las cenizas del conflicto, solidaridad a pesar de la confusión citadina.

La secuencia que me parece significativa está integrada por la larga descripción de la angustia desatada por el hurto del que es víctima Tomás en un callejón del vicio. Allí pierde el dinero que –de buena fe- le había prestado un paisano del Pacífico ya establecido como peluquero en el centro comercial, con el fin que se comprara una rasuradora y se viniera a trabajar con él en su barbería. Cuando Tomás logra volver a reunir el dinero y compra la rasuradora, sale de las sombras de su fuga moral y le entrega el aparato a su paisano. Pero éste, mirándolo con desconfianza y aire de hombre ya salvado de la miseria del desplazamiento, le dice “Cójala para Ud. Yo tengo varias y no necesito esa”. Es un parlamento desconcertante. La cámara muestra a la vez la recriminación solidaria del paisano y la sorpresa del hombre recriminado pero conforme con la senda que se le pone como tarea para su nueva vida.

Estos son algunos de los rasgos de esta película colombiana del 2012. Película del desplazamiento, ciertamente. Pero ante todo, película de la búsqueda de sí que es más que un yo individual y familiar, porque lo que encuentra y que poco gusta a los espectadores nutridos en el cine como industria es un yo social solidario que sin proponérselo pervive como un remedo de dirección a dónde ir.
Esta cinta es la metáfora de Bogotá. Pero también podría ser la de muchas de nuestras ciudades de Colombia. Ciudades que han desbordado los límites de habitantes oriundos de un lugar específico, de grupos étnicos y culturales aislados y son el abigarramiento de seres que han llegado en busca de seguridad, de vida y de un lugar sagrado donde morir para regresar a las entrañas del infinito mundo.
Este podría ser un bello ejercicio de rescate de la pluralidad de orígenes y etnias. Instituciones educativas en donde las Escuelas de Padres y las respectivas asociaciones, los grupos de profesores y las barras de estudiantes recuenten sus historias de vida, sus lugares de origen, las memorias de sus propios padres y abuelos. Las descripciones de lo que queda en la penumbra de sus recuerdos como las acciones que los permitieron romper con sus pasados y volver a construirse. Las angustias, las incertidumbres y el efímero presente que reúne a todos y cada uno como miembro de la comunidad educativa.

Sin desvalorizar nada de lo dicho al comienzo, este no sería un ejercicio propuesto para descubrir la vida de otros más allá de los mares. Es una acción para descubrirse a sí mismo en medio de la cotidianidad que nos posee y nos moldea según el antojo de los medios de comunicación y los ideales de “la prosperidad”.

Lecturas recomendadas:
Odile Montaufray (http://www.cinelangues.com) Dossier pédagogique (CECRLB1-B2)
http://www.cinelatino.com.fr/sites/default/files/lesdossiers/dossier_la_playa_v3_0.pdf
Autor: Carlos Fino en http://www.razonpublica.com/index.php/cultura/3549-la-playa-dc-intersecciones-cartograficas-de-la-ciudad-invisible.html
Autora: Patricia Martínez Sastre en http://www.elantepenultimomohicano.com/2013/09/la-playa-dc-critica.html

sábado, 11 de febrero de 2012

El cisne negro (Black Swan) - Una de las buenas del 2011

El desafío de la historia no consiste en que la misma bailarina dance los dos cisnes contradictorios; bien lo habrían hecho Beth o, tal vez, Lily. El desafío es que la perfecta y bondadosa Nina dance la seducción y la erótica del Cisne Negro. Y ese desafío pasa por un universo de imágenes paranoides de uñas rotas, lesiones severas en la piel, emergencia de plumones o escamas negras de cisne en su espalda, transformaciones imaginarias de sus propias piernas en patas de cisne y dedos palmeados, fantasías lésbicas con su rival imaginaria” (Tarjetadeinvitacionacine.blogspot.com)

Dirección: Darren Aronofski
Guión: Mark Heyman, Andres Heinz y John J. McLaughlin
Estreno (Argentina): 17 Febrero 2011
Título Original: Black Swan
Género: Drama - Thriller
Origen: Estados Unidos
Duración: 103 minutos
Clasificación: AM16
Distribuidora: FOX
Intérpretes:
Natalie Portman, Mila Kunis, Vicent Kassel, Barbara Heshey, Winona Ryder
Fuente: http://www.escribiendocine.com/peliculas/el-cisne-negro

Sinopsis y comentario en cineastoria.wordpress.com
Una compañía de ballet de Nueva York está produciendo El lago de los cisnes y el director Thomas Leroy ( Vincent Cassel) decide reemplazar a la bailarina principal Beth MacIntyre (Ryder) con Nina (Portman). Beth decepcionada sufre un accidente y Nina se piensa culpable por su estado.
Nina vive con Erica (Hershey), su autoritaria madre y antigua bailarina y encuentra competencia en la nueva Lily (Kunis). El Lago de los Cisnes requiere una bailarina que pueda interpretar al inocente Cisne Blanco, que le sienta muy bien a la personalidad de Nina; y al sensual Cisne Negro, justo para la personalidad de una perversa Lily. El manipulador Leroy duda en darle los dos papeles a Nina a pesar de solicitárselos ya que encuentra que ella es muy rígida y perfecta en sus movimientos e insta bajo un avasallador entrenamiento a que Nina se entregue con naturalidad no dudando en violar su intimidad. La rivalidad de ellas cambia a una extraña amistad y Nina comienza a explorar un lado oscuro de su persona que sobresale cada vez con más fuerza.
El cisne negro es un film acerca del autoconocimiento, de la absurda búsqueda de la perfección y el obsesivo afán por querer hacer las cosas sin pensar que se puede afectar los sentimientos de los demás.

Muy escasa resulta la información disponible en la Internet sobre el origen de la historia que Tchaikovsky desarrolló en su obra musical para el ballet “El lago de los cisnes” y que constituye el punto de partida del filme “El cisne negro”. En la página del Club Letsgo, de Madrid, encontré lo que me parece más cercano al tema:

“La leyenda de la Mujer-Cisne se remonta siglos tanto en la cultura oriental como en la occidental, y las mujeres que se convertían en pájaros y viceversa eran temas populares, siendo la figura del cisne especialmente utilizada gracias a su elegancia. Tchaikovsky originalmente escribió su propia versión del Lago de los Cisnes con su hermano mayor, Modeste, y el compositor  Migorsky, en la que había dos mujeres cisne caracterizadas en blanco y negro y que actuaban como personajes separados.

En mayo de 1875, a Tchaikovsky le solicitaron que compusiera una partitura con su amigo Vladimir Petrovich Begichev, quien como director de los Teatros Imperiales Rusos en Moscú, había escrito el borrador de una historia para un nuevo ballet – El Lago de los Cisnes.
Poco se sabe sobre esta producción original del Lago de los Cisnes -  no hay notas escritas sobre asuntos técnicos o instrucciones referents al ballet; todo lo que queda son recuerdos personales y memorias que fueron escritos mucho tiempo después y por lo tanto, sujeto de mucho debate.
Sabemos que Tchaikovsky tuvo mucha influencia en el desarrollo de la historia, pero en la historia de Begichev, las mujeres cisne iban a ser representadas por una única bailarina y por lo tanto se introducía el elemento de confusión que es tan crucial para el resultado de la historia (….)”

En conclusión, no me queda claro si dentro de una legendaria tradición había una historia original concreta, antes de Tchaikovsky, o si Tchaikovsky y su propio hermano mayor tomaron elementos de esa tradición y escribieron su propia historia para la música, o si la historia recreada en la danza fue compuesta como un borrador por el director de los Teatros Imperiales Rusos de Moscú y luego presentada a Tchaikovsky para que escribiera la música para el ballet. En todo caso, el sitio danzaballet.com, especializado en ballet presenta la historia del Lago de los cisnes, de la siguiente manera:

"El Lago de los cisnes es uno de los ballets clásicos tradicionales más conocidos en todo el mundo. Se estrenó en el Teatro Bolshoi de Moscú en 1877 y para 1895 con una nueva concepción de Marius Petipa y Lev Ivanov, con lo que logró un gran éxito en el Teatro Marinsky de San Petersburgo.

El lago de los cisnes es sin duda el ballet más popular a lo largo de la historia.
La obra transcurre entre el amor y la magia, enlazando en sus cuadros la eterna lucha del bien y del mal. La protagonizan el príncipe Sigfrido, enamorado de Odette, joven convertida en cisne por el hechizo del malvado Von Rothbart y Odile el cisne negro e  hija del brujo.

Coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov.
Música Pitr Ilich Tchaikovsky.
Libreto de Vladimir Beghitchev / Vasili Geletzer."

Digo, pues, que “El cisne negro” está basada en la música y el ballet “El lago de los cisnes” de Tchaikovsky; que es escasa y confusa la información sobre el origen de la historia de su argumento; que, en cualquier caso, se trata de una historia con dos personajes nucleares: el cisne blanco y el cisne negro; y que los dos significan las tendencias antagonizadas entre el bien y el mal y/o inocencia y sensualidad. Este último es el esquema dramatúrgico de la historia de base y del ballet, pero los comentarios sobre la película lo ponen en segundo plano al tiempo que resaltan la pugna entre Nina –bailarina ajustada a las condiciones del cisne blanco- y  Lily –considerada perfecta para el cisne negro- En esa pugna, Nina busca la realización de su ambición: ser la prima ballerina danzando los dos personajes contradictorios, lo cual la sume en la profunda crisis psicológica que la lleva a los confines absurdos de la perfección.

Por mi parte, empezaré señalando que los directores artísticos de las compañías de artes dramáticas, entre sus múltiples quehaceres, tienen tres presiones claves: seleccionar la obra que van recrear con su compañía, direccionarla hacia un ángulo o propuesta de novedad y, en tercer lugar, dirigir toda la creación de manera que traspase las condiciones del arte literario o musical y logre plasmarla en la dimensión artística de su ámbito: el teatro, el cine o el ballet. En este punto, la dirección de actores y/o ballerines es el desafío mayor; lo demás es el dominio de la tecnología. Este es, a mi juicio, el punto de partida de la película en comento, aunque  ese conflicto no sea parte central de su narración.

En este contexto de creatividad teatral, creo que el núcleo dramatúrgico es aproximadamente así: Thomas (el director artístico) ha escogido “El lago de los cisnes” como pieza para abrir la temporada en que aspira a recuperar los sitiales de honor que corresponden a su compañía; ha decidido prescindir de Beth por considerar que –debido a su edad- su ciclo de ballerina ha llegado a su fin; ha escogido como nudo dramatúrgico innovador que, la confusión del Príncipe Sigfrido entre Odette y Odile no son un engaño del malvado von Rothbart sino su presentación de los dos aspectos de una misma Princesa/Cisne. Así, pues, no el bien y el mal, ni la inocencia y la sensualidad sino la pureza y la seducción erótica del personaje son el conflicto narrativo que deberá ser desarrollado en la danza por la nueva prima ballerina. Este es el contexto en que él mismo tiene que lograr el conocimiento íntimo de Nina para identificar sus limitaciones y exigirle que explore nuevos espacios de su feminidad para que pueda acceder creativamente a los roles del personaje. Esa exploración de Thomas está acentuada en la narración cinematográfica por un ágil y enloquecedor movimiento de cámara alrededor de los dos cuando hacen pareja en los ensayos y por la expresión de satisfacción del director durante las escenas eróticas con Nina.

Pero, para el desarrollo de la historia, existe otro contexto. La relación de Nina –con su vida dedicada a la obediencia y al cariño represor de su madre- y Erica su propia mamá que proyecta sobre su hija las aspiraciones artísticas que ella no pudo lograr y le exige con dulzura, cuidado y un régimen de imposiciones, que las cumpla. La cotidianidad de temores, envidias, malquerencias, exclusiones, solidaridades y complicidades entre los personajes del mundo artístico; en fin, un mundo de ambigüedades que son propicias a la pérdida de los propios límites y al acceso múltiples formas de destrucción y reconstrucción. En esos dos contextos, Aronofsky –este judío gringo de origen polaco- el director de la película, recrea bajo un universo simbólico desconcertante y casi chiflado, su visión de la vida interna de quien vive la renuncia y la novedad como formas de auto agresión, rupturas y muertes.

El desafío de la historia no consiste en que la misma bailarina dance los dos cisnes contradictorios; bien lo habrían hecho Beth o, tal vez Lily. El desafío es que la perfecta y bondadosa Nina dance la seducción y la erótica del Cisne Negro. Y ese desafío pasa por un universo de imágenes paranoides de uñas rotas, lesiones severas en la piel, emergencia de plumones o escamas negras de cisne en su espalda, transformaciones imaginarias de sus propias piernas en patas de cisne y dedos palmeados, fantasías lésbicas con su rival imaginaria en la compañía, fastidiosas peleas y rupturas con su madre, espejos rotos, asesinatos y suicidios. En mi lectura, la película desarrolla la dolorosa emergencia de la otra Nina; la violenta ruptura de su universo simbólico interno para darle paso a la perversión, la desobediencia y el erótico seductor que habitan secretamente en los confines de su interioridad, pero que habían sido silenciados y domeñados gracias a su formación en la obediencia y la unilateralidad de su existencia. Esa conquista de sí se muestra como la historia del viaje por los límites de la cordura y el equilibrio emocional. El resultado es la mostración que el talento necesita destruir los límites que cohiben y encierran la genialidad artística en los límites de la apariencia y la cotidiana paz con el mundo y consigo mismo. 

El final no se aparta de Tchaikowsky, pero va más allá de él. Es un suicidio cuya equilibrada situación entre la fantasía y la realidad de la historia me deja abierto el interrogante sobre la coherencia narrativa de la película. Es decir que aún no acabo de comprender si la herida en el pecho de Lily pertenece a la realidad de la historia lo cual no tiene sentido porque el espejo nunca fue roto, o pertenece a su agresiva realidad simbólica lo cual dejaría como un exabrupto narrativo el petitorio de la ambulancia por parte de Thomas.

domingo, 5 de febrero de 2012

El árbol de la vida (The tree of life)

"Como un alquimista, Terrence Malik el director, que  pretende revelación de otro cine, construcción en contra del cotidiano, mezcla oscuridades y tiempos y soledades; y como los alquimistas de la edad media y comienzos de la era moderna nos propone como verdad del relato un signo que huye de su unidad significante, pero nos instala en el corazón comprometido de los ignorantes curiosos."(Tarjeta de invitación a cine.blogspot.com)"

Dirección y guion: Terrence Malick.
País: USA. Año: 2011. Duración: 141 min.
Género: Drama.
Interpretación: Brad Pitt (Sr. O’Brien), Sean Penn (Jack), Jessica Chastain (Sra. O’Brien), Fiona Shaw (abuela), Irene Bedard (mensajera), Hunter McCracken (Jack joven), Laramie Eppler (R.L.), Tye Sheridan (Steve).
Producción: Dede Gardner, Sarah Green, Grant Hill, Brad Pitt y William Pohlad.
Música: Alexandre Desplat.
Fotografía: Emmanuel Lubezki.
Montaje: Mark Yoshikawa.
Diseño de producción: Jack Fisk.
Vestuario: Jacqueline West.
Distribuidora: Tripictures.
Estreno en USA: 27 Mayo 2011.
Estreno en España: 16 Septiembre 2011.
Estreno en Colombia: Enero de 2012
Apta para todos los públicos.
Sinopsis: “El árbol de la vida” es un canto a la vida. Busca respuestas a las preguntas más inquietantes, personales y humanas; a través de un caleidoscopio de lo íntimo y lo cósmico, que va de las emociones más descarnadas de una familia de un pequeño pueblo de Texas a los límites infinitos del espacio y del tiempo, de la pérdida de la inocencia de un niño a los encuentros transformadores de un hombre; y lo hace con sobrecogimiento, asombro y trascendencia a través de una historia impresionista de una familia del medio-Oeste americano en los años cincuenta, que sigue el transcurso vital del hijo mayor, Jack, a través de la inocencia de la infancia hasta la desilusión de sus años de madurez, en su intento de reconciliar la complicada relación con su padre (Brad Pitt). Jack (como adulto, interpretado por Sean Penn) se siente como un alma perdida en el mundo moderno, en busca de respuestas sobre el origen y significado de la vida, a la vez que cuestiona la existencia de la fe. A través de la imaginería singular de Malick, vemos cómo, al mismo tiempo naturaleza bruta y gracia espiritual construyen no sólo nuestras vidas como individuos y familias, sino toda vida existente.


Las preguntas fundamentales surgen en la ignorancia. El pensamiento de los inconformes es una cimiente maldita que toma forma de misterio, palabras para enunciarlo y ritos para conjurarlo. Las historias de las religiones y las ciencias –que ocurren por vías diferentes- es la narrativa de ese trasiego de los inconformes. No me referiré a las religiones porque no es mi fuerte, aunque las investigaciones de Martin Pearson Nilson sobre la religión griega más antigua sea muy rica en información sobre “La señora de las serpientes”, mil veces asociada a la figura de un árbol y al rito de la cópula de sus practicantes con el árbol sagrado, etc. Prefiero la historia del origen de la química y tal vez de la física clásica que son más cercanos a nuestra vida intelectual.

La física y la química nacieron en esos terrenos de ignorancia concreta. Ignorancia poblada de dioses, demonios, espíritus y sustancias. Sus cultores originarios se imaginaron plantando el árbol de la verdad y sus enemigos –los ignorantes conformes- lanzaron anatemas sobre ellos. Hacia mediados del siglo XVI de nuestra era, un hombre dedicado a la alquimia –precedente de la química occidental- escribió en el latín de su época el libro de sus secretos para heredarlo a su propio hijo. Se desconoce el nombre de ese autor, pero una copia excelente de su libro se halla en la Biblioteca de la Universidad de Winsconsin, en Madison, con una muy buena traducción al castellano. El libro se llama “Instrucción de un padre a su hijo acerca del árbol solar” o árbol del sol que viene a significar “árbol de la verdad”. Las revelaciones son del siguiente tenor:

“…yo, en ésta plática, te hablaré clara y abiertamente, no diré más que lo necesario para la preparación de ésta Obra admirable, y sin error ninguno manifestaré la verdadera Ciencia de nuestra única y preciosa materia. Es así que te mostraré la Sal esencial de Sapiencia, o Azufre de los Sabios, y el modo de preparar el Mercurio de los Filósofos, y también la fuente eterna de Agua viva que, para los Hijos de la Ciencia, es un agua de vida celeste y te mostraré mediante qué artificio del Arte ha de ser extraída de su centro, que es la fuente muy profunda de la Naturaleza.”

Este texto como todo el libro, nos muestra que lo insondable sólo puede decirse como convocatoria que comporta alusiones a un mundo secreto y aterrador. Estas alusiones sirven, al mismo tiempo, para mantener el secreto en pleno corazón de la revelación y para provocar el asombro con la promesa del resultado espiritual, tal como esconder el nombre sirve para cuidar al enunciador de la verdad. Se necesitaría que van Helmont se armara de frascos, balanzas e instrumentos de medición para que los espíritus (Gosten) que habitaban la profundidad de las cavernas y las minas de carbón fueran reducidos a la noción empírica de “gases”. En la historia de la física clásica, el canónigo Nicolás Copérnico no tuvo que esconder su nombre porque su detallado trabajo de observación del cielo está tan lleno de información y paradojas, que resultaba más fácil ignorarlo que tratar de entenderlo. Sólo cuando Galileo lo enseñó en la Universidad, lo defendió en el concierto de la discusión intelectual y lo difundió con otras publicaciones, sobrevino el desconcierto entre los jerarcas de la Iglesia Católica quienes prohibieron el libro de Copérnico y, bajo amenaza de suplicio, obligaron a Galileo a abjurar de sus conocimientos y sus prácticas de docente e investigador.

La película de Malick me parece moverse en una condición semejante. La razón es que nada de su contenido conceptual e intelectual es novedoso; está soportado en saberes de la psicología, exploraciones psicoanalíticas, etno-sociología de la familia, hipótesis de la física, la astrofísica y la física molecular sobre la historia del universo, conclusiones sobre el desarrollo histórico de las especies animales y vegetales. Al mismo tiempo, las prácticas de difusión masiva de esos saberes han popularizado las imágenes que la fotografía de la película logra con  efectos digitales, cámaras especiales y angulaciones no tan comunes. Pero se sirve de todo ello, lo ordena, lo secuencia y lo expone para provocar algún asombro que oculte la ambigüedad narrativa y su elusión sobre los temas de la película. No me parece una revolución cinematográfica; sí una exploración en la composición fílmica para decir el amor familiar, la complejidad de la crianza vista desde los dos ángulos –el de la criatura y el de sus padres-, el abismo del duelo y la soledad que trasciende al hombre y su ciudad.

La película se abre con un parlamento que es, realmente, remembranza que Jack mayor evoca de un parloteo de su madre sobre la vida, el amor, el perdón, la naturaleza y la gracia según las enseñanzas de las monjas en su propia época de aprendizaje. Y toda la cinta ocurre como descripción del paisaje espiritual del personaje protagónico. Allí está él mismo de niño y de joven, su hermano, sus padres y su abuela; la casa y las relaciones patriarcales del sustento, la crianza familiar y los ecos de la angustia por la incertidumbre del empleo; el silencio solemne de la madre (Jessica Chastain) con sus reminiscencias de la educación moral; la música como un bloque de cemento molido por las manos de papá O´Brian (Brad Pitt), la alegría y la dulzura humana y musical de Steve, el hermano menor (Tye Sheridan), mientras Jack adolescente (Hunter McCracken) descubre la doble moral del patriarca y entra en conflicto con él, consigo mismo y con el mundo. Y, de pronto, la figura de Jack adulto (Sean Penn) irrumpe en pantalla como un ícono de hierro: su cara filosa, su mirada a ninguna parte, su perfil como un cristal rebotando destellos de luz; lo que él tenía que decir sobre su padre está en los diálogos de adolescencia; no tiene a nadie cerca de sí y desde su ventana la ciudad se ve vacía. El silencio es todo su paisaje; el silencio y sólo la frase que interroga por el hermano muerto. Es el mundo del duelo. Duelo por la desaparición del padre admirado de su infancia, por el hermano que significaba la figura para su reconocimiento, por la madre devenida en palabras vacías y por él mismo devenido progresivamente en soledad y pérdida.

Los parlamentos y diálogos son residuos sonoros del pasado mientras que la interrogación que denota el duelo se expresa en monólogos. Como quien dice, que la soledad insondable es alusión y convocatoria del tiempo perdido. Los demonios perviven tras los cristales pulidos y brillantes de los edificios de la gran ciudad, en los mobiliarios inútiles de oficinas sin sentido, y en el gesto enigmático del hombre sin quehacer conocido, abandonado a los recuerdos.

La narración no narra, sólo pega secuencias para significar. La narración deja a su espectador la ardua tarea de construir una historia. La narración evoca. La narración como intervención del enunciador va más allá de la polisemia del discurso oral; justamente a la polisemia de la imagen. Así propicia que todas las apreciaciones e interpretaciones tengan los visos de la razón

Como un alquimista, Terrence Malik el director, que  pretende revelación de otro cine, construcción en contra del cotidiano, mezcla oscuridades y tiempos y soledades; y como los alquimistas de la edad media y comienzos de la era moderna nos propone como verdad del relato un signo que huye de su unidad significante, pero nos instala en el corazón comprometido de los ignorantes curiosos. Como tales, algunos se deshacen en reverencias y cantos de alabanza, mientras otros consideramos que hay demasiada basura reiterada en el silencio, demasiada basura sacada de los libros y pretensiosamente justificada por otros como recreación de la experiencia personal del director.

Ninguna novedad está exenta de impurezas. Toda novedad es un nacimiento difícil, un duelo permanente. Una invocación a demonios vividos por cada quien según sus propias posibilidades de lectura. Sólo el futuro podrá poner o quitar la dimensión renovadora de este cine. Por ahora, acompañemos razonablemente hasta la puerta a quienes quieran abandonar la sala, pero volvamos a sentarnos en la butaca propia para disfrutar de esta película entre tragedia y farsa. Volvamos a sentarnos a conjurar el aburrimiento cotidiano con más aburrimiento. Ese es el único sentido de la vida, según otro sentido posible de este discurso de imágenes, evocaciones y silencios.

lunes, 30 de enero de 2012

Historias Cuzadas (Criadas y señoras) - (The help)


 Historias cruzadasNo puedo dejar de decirlo de una vez: es una historia de perversión de género aplicado a las mujeres sureñas de los EU, en los años sesentas, que también perversa y solapadamente pretende contarnos que hubo una de ellas que no estaba traspasada de racismo e inequidad. Hay que darle la vuelta, para ver el engaño en la nítida contraluz.
http://tarjetadeinvitacionacine.blogspot.com/

Año: 2011
Origen: Estados Unidos
Dirección: Tate Taylor
Guión: Tate Taylor, Kathryn Stockett
Intérpretes: Emma Stone, Bryce Dallas Howard, Jessica Chastain, Sissy Spacek
Fotografía: Stephen Goldblatt
Edición: Hughes Winborne
Música: Thomas Newman
Duración: 146 minutos
Durante los años sesenta, una joven del sur de Estados Unidos llamada Skeeter (Emma Stone) regresa de la universidad con el sueño de convertirse en escritora. Pero una vez allí revolucionará a sus amigos y a todo el pueblo con su objetivo: entrevistar a las mujeres negras que limpian las casas y cuidan los niños de las familias blancas de la zona.
Fuente: http://cinemarama.wordpress.com/2012/01/05/historias-cruzadas-the-help/

Cristóbal C, escribió en  http://www.pinchepelicula.com/2012/01/critica-historias-cruzadas-the-help.html una nota crítica muy interesante cuyo énfasis está puesto en la presentación de las personajes y de las actrices de la película, y cuyo sentido es el siguiente núcleo crítico: “La película es un triunfo porque valora sus personajes, más que representar a cada instante el contexto histórico en el que se encuentra (…) La película no es la perfección que pretenden vender, pero no es posible negar la calidad del elenco de actrices que logra hacer que valga la pena algo que fácilmente hubiera pasado desapercibido.” En el desarrollo del texto, Cristóbal apunta lo siguiente sobre el hecho que  desata la historia: “Aunque se nos muestra la terrible opresión que sufrieron las personas de color durante la década de los sesenta, es más bien la fantástica historia de un grupo de mujeres que estuvieron dispuestas a contar su vida a una joven escritora para que lo publicara en un libro. Esa sería Eugenia “Skeeter” Phelan (Emma Stone), quien acaba de regresar al pueblo de  Jackson, Mississippi, porque por falta de experiencia no le dan un trabajo de columnista en algún diario de Nueva York, por lo tanto termina trabajando en uno de su localidad.”

Pero uno puede darle la vuelta y decir que esta película Es la fantástica historia de un grupo de mujeres, de una sociedad en donde cada una está condenada a trasegar por la misma senda de la vida de sus antepasadas: las negras fueron criadas, son criadas y serán criadas; las blancas han vivido a costa del trabajo, los saberes y los esfuerzos de las negras, así mismo viven y así seguirán viviendo. Me parece que Cristóbal tiene la misma idea en lo que respecta a las negras (afroamericanas, les dice él, pero en el contexto de la película –en Missisipi- son negras), por lo que describe de las primeras reflexiones de Aibileen. Pero en lo que me distancio es en su mirada sobre Skeeter. Lo que yo creo haber visto es a una blanca sureña, que proviene de una familia que ha usufructuado históricamente el trabajo, el saber y el esfuerzo de las negras y negros; que salió de su Estado para estudiar y trabajar fuera, pero regresó a él por la razón que dice Cristóbal y en la primera oportunidad que le dan para trabajar en el diario de Jackson, su pueblo, escribe lo que le saca a las sirvientas negras tanto de su saber culinario y doméstico, como de sus historias de vida. Dicho de otra manera: la blanca sureña sigue siendo sureña y blanca, vividora y todo, porque aunque reparta con la servidumbre informante una cuota de los dividendos de su libro, lo que a ella le interesa y lo que logra es un cargo editorial en Nueva York y de ello, seguramente, las criadas no obtendrán ni beneficios ni reconocimiento. Tampoco el libro publicado redimiría a las informantes, sólo avergonzaría a las patronas, señoras y señoritas blancas de Jackson; sería la gran movilización de negr@s y blanc@s en la lucha por los Derechos Civiles, con sus episodios de violencia y demás, lo que degradaría lentamente –y sigue degradando- el orden racista en los Estados Unidos de Norteamérica.

Lo que a mí, personalmente, me parece fantástico de este filme –conforme a la novela- es su localización en el ambiente hogareño, su movilización en el universo de las mujeres, la exposición pública de las manifestaciones de su micro-violencia, la recreación de las vidas en que los amoríos, los matrimonios y redenciones superficiales-aunque con desigualdades y contradicciones, se reparten entre las blancas, mientras el silencio, la crianza y la aceptación de la humillación y el dolor es de las negras. Es un universo de la feminidad agresiva, despótica y perversa; tan perversa y solapada como la historia de supuestos valores magnánimos y solidarios de Skeeter.

No puedo dejar de decirlo de una vez: es una historia de perversión de género aplicado a las mujeres sureñas de los EU, que también perversa y solapadamente pretende contarnos que hubo una de ellas que no estaba traspasada de racismo e inequidad. Hay que darle la vuelta, para ver el engaño en la nítida contraluz. Pero, claro, también es posible decir que el engaño no está en la película porque ella es consecuente en la postulación de tod@s l@s personajes, pero que uno –formado para ver historias de buenos y malos- se engaña con la mirada que Skeeter tiene de su propia historia y de la lectura de su hacer como persona y como periodista.

Pero, en todo caso, hay que verla para reír un buen rato con las ocurrencias de la historia. Para reír y generar el espacio justo para la construcción del juicio. Acéptenme esta Tarjeta de invitación a cine.

lunes, 16 de enero de 2012

El discurso del rey - Uno de los diez filmes más pedidos por Internet en el 2011


El Discurso del Rey
Una muy buena razón para el reconocimiento de esta película reside en su monumental trabajo de desmoronamiento de los órdenes reconocidos: la tragedia deviene comedia, la figura del tartamudo lidera la iconografía de una nación estirada y clasista, el saber nivela a todos frente a la única fuente de seguridad inteligente: la verdad, el pueblerino de la colonia sostiene el poder de la realeza y del Imperio. (www.blogger.com/targetadeinvitacionacine)

Titulo: El Discurso del Rey
Titulo Original: The King´s Speech
Director: Tom Hooper
Home Page: http://www.kingsspeech.com/
Clasificación: ATP
Género: Basado En Hechos Reales, Drama, Histórica
Duración: 118 minutos.
Distribuidora: Diamond Films
Origen: Australia, Estados Unidos, Reino Unido
Año Realización: 2010
Intérpretes: Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Carter, Derek Jacobi, Robert Portal, Jennifer Ehle y Timothy Spall
Fecha Estreno: 10/02/2011

Fuente: http://www.cinefreaks.com.ar/web/nota.php?zna=&iSWE_ID_O=&iSWE_ID_1=69&iENC_ID=1861
Sinopsis:
"Después de la muerte de su padre, el rey Jorge V (Michael Gambon) y la escandalosa abdicación de su hermano, el rey Eduardo VIII (Guy Pearce), para casarse con la norteamericana, plebeya y divorciada, Wallis Simpson, Bertie (Colin Firth), quien durante toda su vida sufrió de un trastorno de dicción, se ve súbitamente coronado como Jorge VI de Inglaterra. Con un país a punto de entrar en guerra que necesitaba desesperadamente de un líder, su esposa Elizabeth (Helena Bonham Carter), la futura reina madre, toma cartas en el asunto y le arregla a su esposo un encuentro con el excéntrico terapeuta del lenguaje, Lionel Logue (Geoffrey Rush), un actor australiano frustrado que utiliza técnicas muy poco convencionales. Después de un difícil comienzo, paciente y especialista, acuerdan profundizar en un tratamiento poco ortodoxo y ambos llegarán a desarrollar un vínculo indestructible. Con el apoyo de Logue, de su familia, del gobierno y de Winston Churchill (Timothy Spall), el rey superará su tartamudez y pronunciará un discurso radial memorable que inspirará a su pueblo para mantenerse unido ante la batalla. Basada en la verdadera historia del Rey Jorge VI (padre de la actual reina de Inglaterra) El discurso del rey se centra en las búsquedas de un monarca que, en principio, no tenía ganas llegar al trono, para encontrar su propia voz."
Fuente:  http://www.todaslascriticas.com.ar/pelicula/el-discurso-del-rey


¿Qué tiene esta película que la hace uno de los diez filmes más solicitados en la Internet, en el 2011? Si me atengo a la crítica y a los comentarios publicados y accesibles, debo decir que se trata del cumplimiento de los cánones de la estética del buen cine (Daniela Vilaboa http://www.leercine.com.ar/nota.asp?id=305, o de la satisfacción de la perversión de echar vistazos a la vida privada de la familia real británica (Juliana Rodríguez 11/02/2011 22:22  http://vos.lavoz.com.ar/content/la-vida-privada-real-0), la heróica historia de superación personal (Mauro Jacobo http://cinelico.blogspot.com/2011/03/el-discurso-del-rey-simple-y.html) o a la perfección narrativa ( Martín Morales http://www.mmcriticas.com.ar/2011/01/kings-speech.html. Pero como todos ellos me provocan y me convencen que tienen razón, decido hacerme la pregunta por el revés. Es decir, no me hago la pregunta como espectador convencido sino como interesado en abrir el elemento "actuación", porque el trabajo de Colin Firth casi me hizo doler las muelas. Si bien la anécdota aparece contrastada y limpia, y el ritmo narrativo entretiene, no podía yo quitarme de encima un par de preguntas molestas:

¿Cómo hacer creíble un personaje cuyo deseo íntimo es no ser rey? ¿Cómo hacer creíble una tragedia cuyo sino es la comedia? El propio Tom Hooper–Director del filme- lo expuso en la entrevista contenida en el DVDA-9062 de RTC y DVD-video: “Tenía toda la apariencia de una comedia. El Rey quiere a su terapeuta; el Rey abandona su terapeuta; el Rey vuelve donde su terapeuta …..” jajajajajaj!!! ¿O sea que es como la tragedia que se niega a sí misma y toma la apariencia de un drama de superación personal, como señalan los comentaristas argentinos? Nada fácil.

La tragedia shakesperiana es la desmesura del deseo de poder: el trono, la riqueza, la posesión, el sometimiento, el amor desbordado y cien cosas así son los apetitos que desencadenan los hechos de sangre, venganza, dolor y muerte, bellamente cantados en el verso de Shakespeare. Pero acá se trata de un pobre noble –pobre hombre- venido a Rey. Ja!!!!! Venido a Rey como quien llora ante la niñera, implorando “No quiero; no quiero ser Rey” Pero, le toca. Le toca ser Rey!!!!  Jajajajajaja!!! Mi escritura es abordada inmediatamente por la concepción griega del Destino - la Moira. Según su dictado, Edipo sin proponerse quebrantaría la prohibición del incesto, norma fundante del género humano, como Antígona desobedecería la prohibición Real de enterrar a Polinices quebrantando con ello el orden fundante de la ciudad. Sus vidas son trágicas porque, no su voluntad sino el Destino los ciega y los lleva a la acción dolorosa.  Él y ella no son contraventores voluntarios lo cual importa poco a la hora de la deshonra y el castigo que se cumpliran sobre su cuerpo y su memoria, y su dolor alcanzará el sentimiento de los asistentes. Pero si Edipo y Antígona sobrellevan el escarnio público, el pobre hombre venido a Rey de la película y de la historia debe soportarla como acto privado. Entonces la tragedia pierde su naturaleza y deviene en comedia, lo cual la coloca al borde de la burla. Ese es el destino que debe superar el personaje.

Y, yo, acá pensando y escribiendo, me invento un camino para hacer creíble semejante despropósito. Me “invento” el camino que yo pienso que es la ruta del actor para convidar a los espectadores a dejarse atrapar por su personaje. No estoy pensando en la historia: ella ya sucedió; todo está consumado y no se puede cambiar. Pero los detalles de la anécdota cinematográfica constituyen el desafío. Por ello, estoy pensando en el trabajo del actor. Ponerse en el contexto histórico de la vida del tartamudo de la familia real inglesa, “Bertie” Duque de York. Yo, que leí a Pablo E. Arahuete en http://www.cinefreaks.com.ar/ que el 2 de febrero de 2011, como comentarista oficial del sitio escribió lo siguiente, sobre la película:  

En un rincón de Europa hay un político con aspiraciones a rey que arenga a las masas alemanas con un discurso efervescente y pleno de retórica, capaz de convencerlos de que esa nación merece dominar el mundo. Varios kilómetros lo separan de un pequeño hombrecito, elegante y refinado, que porta la estirpe aristocrática en su andar; que soporta las humillaciones de su padre Jorge V (Michael Gambon), un soberano más cerca de la muerte que de seguir ocupando el trono de Inglaterra, y que padece de una profunda tartamudez. Ambos saben en su fuero interno que el poder no sólo se define por los actos sino también por la capacidad de liderazgo para lo cual es imprescindible expresarse adecuadamente.”     

Yo, jajajaja. Yo que no soy un crítico; apenas soy un tipo cualquiera, pienso que la cosa es al contrario: primero es el “hombrecito, elegante y refinado”, buen marido y buen padre, contador de historias para sus hijas. En seguida, la mujer que lo rechazó varias veces y quien -por fin- decidió aceptarlo porque “nadie tartamudeaba tan elegantemente como él”. En seguida, su padre, el Rey Jorge V, tratando que el Duque hiciera aunque sólo fuese el mínimo de tareas propias de su rango, específicamente llevar la palabra en algún acto público. Y, por último, su hermano que abdicó al trono para casarse con una divorciada norteamericana. ¡Ahí es Troya!! Porque éste hombrecito, este pobre tartamudo que asistía a las terapias por insistencia de su mujer y no porque le interesase “la superación personal” tendrá que usar la radio para dirigirse al pueblo que considera que cuando el Rey habla, no habla simplemente el Monarca, habla el pueblo. Si el Rey es tartamudo, apocado, huidizo, no es sólo eso; significa que su pueblo es tartamudo, huidizo y apocado. La relación familiar así descrita es sólo el núcleo. Porque el pueblo es Inglaterra toda. Inglaterra toda, en trance. Así llegamos al contexto.

Una cosa es decir y leer la referencia de Arahuete sobre el “discurso efervescente y pleno de retórica” y otra cosa saber que el conductor de la nación desafiante de Inglaterra es un endemoniado orador. Demonio de la respiración, de la dicción, del gesto y el mimo, de la pausa y la mirada desafiante, de la fuerza diluida en el cuerpo, en las piernas que se impulsan y se frenan. Demonio de la tarima colocada entre blasones y dirigida a un auditorio ordenado y rígido, gritando y chirriando como una gran máquina de guerra. Una cosa es leerlo y otra cosa es saber que él, Adolf Hitler está ahí, poseído por el demonio de un líder que ha escogido una imagen de futuro para impulsar a la juventud alemana contra el mundo. Así era el primer elemento del contexto; el discurso de Hitler que aún hoy podemos volver a ver en YouTube. Y, en ese contexto hace su aparición Musolini que improvisaba frente a la masa congregada en la plaza, en las calles aledañas y en las plazas de las ciudades en donde se retransmitían radiofónicamente sus arengas. Aquí está el link para ver a este hombre entre payaso, actor y/o líder de la Italia fascista: Benito Musolini. Ellos eran la palabra efervescente del campo enemigo; pero también en el campo de los amigos la palabra fluía: José Stalin desarrollaba largos razonamientos de los principios proletarios en la Plaza Roja, mientras que en Washington, Franklin Delano Roosevelt se dirigía bonachón y soberbio al pueblo estadounidense.

Ese es el desafío del actor. Colin Firth que ha pasado años formándose en la dicción teatral y cinematográfica, en la relajación corporal, en la incorporación de los sueños del personaje en concordancia con sus circunstancias sociales particulares, tiene que realizar en el set los ejercicios contrarios: endurecimiento del cuerpo, tensión del gesto, angustia de ser oído, agotamiento de la respiración en la lectura de un párrafo; todo al contrario. ¡Vaya trabajo! ¡Desafío, mejor dicho! Todo sin un milímetro de sobre-actuación. Logrado con la cámara emplazada y angulada para denotar, sin ningún énfasis; toda la narración entregada al plano y la secuencia. Y ahí es donde cobra sus réditos el texto y el director que lo concibe y desarrolla mediante las escenas iconoclastas que derrumban la figura del Rey, el ritual de la coronación, la terapia aplicada a la nobleza, la distancia con el pueblo, etc. Toda la conversión a la comedia. Jajajaja! Qué delicia!!!! Y qué delicia enterarse que no fue el director quien encontró el texto, sino su propia madre en una lectura de amigos, a donde asistió por casualidad y que de una sola vez llamó a su hijo para decirle que tenía el guión de su próxima película. Jajajaj! Habrase visto obediencia más afortunada!

Y una última cosa: la figura del terapista o logopeda, como le dicen en la película. Me refiero al contraste en la profesión terapéutica. Los doctores ingleses llenos de títulos y diplomas, de terapias tan dolorosas como inútiles, de dispositivos y recursos materiales tan antiguos y novedosos como lo exige la academia, puestos frente a un campesino australiano, intuitivo y pragmático, sin más reconocimiento que la recuperación de soldados y víctimas de la primera guerra mundial, demócrata de su piso en una calle perdida de Londres, en donde no se reconocen títulos ni rangos y donde sólo vale la verdad. Nada más ofensivo a la tragedia!! jajajajaja!!! Australiano medio ignorante, de facciones ásperas y torpes, que se impone sobre la voluntad y estirpe politica del Arzobispo de Canterbury, y a sus pretensiones de direccionar sobre las fuentes a donde debe acudir el Rey para buscar la cura de sus males. Y con ello se abre el otro lado de la película. La lectura que muestra el absurdo y la vanalidad de orden social y político de Inglaterra, en tanto que pone el profundo logro del Bertie -ahora Jorge VI, Rey de casi una centena de países atenazados bajo el manto de la Gran Bretaña- y de la tradición británica sobre su enemigo bélico, pone todo ello bajo la dependencia del más desfinado súbdito australiano que lograría un título de nobleza como servidor doméstico de la corona!! Jjajajajajajaja!!!!

Soy de la opinión que una muy buena razón para el reconocimiento de esta película reside en su monumental trabajo de desmoronamiento de los órdenes reconocidos: la tragedia deviene comedia, la figura del tartamudo lidera la iconografía de una nación estirada y clasista, el saber nivela a todos frente a la única fuente de seguridad inteligente: la verdad, el pueblerino de la colonia sostiene el poder de la realeza y del Imperio, la mujer conduce al hombre por la única senda que le permitirá cumplir con la misión que el Destino le impone, el actor encarna al personaje cuya cura le exige al actor proceder en contrario a su formación actoral, la pieza teatral deviene filme con su actor Geofrey Rush de las tablas al celuloide.