Guión: Léa Fazer
Género: Comedia
Duración:
Reparto: Nathalie Baye (Marie-France, la madre), Pierre Arditi (Henri, el padre), Aïssa Maïga (la amante), Jocelyn Quivrin (El hijo)
Fotografía: Myriam Vinocour
Música: Mike Lindsay
Edición: Stan Collet
Vestuario: Charlotte David
Diseño de Arte: Marie-Hélene Sulmoni
País: Francia
Año: 2010
http://www.cinevistablog.com/juntos-es-demasiado-ensemble-cest-trop-festival-de-cine-frances-resena/#comment-4822
Pobre Edipo. Caramba. Transgredir la prohibición del incesto
que es la relación fundante de la cultura, obtener como premio el Reino, la
mano de su madre, la paternidad de sus propias hermanas, el respeto de los
ciudadanos de Tebas y, siglos más tarde, el Oscar del Psicoanálisis. Pero Destino
–la intransigente Moira- le cobró su gloria y lo obligó a renunciar al poder,
destriparse los ojos, desterrarse de la ciudad, convertirse de mendigo, vivir
en un basural junto a los perros y los buitres y ser señalado de infamia.
¡Pobre Edipo! Aunque, al principio, rechazara las interpretaciones de Tiresias
–lector de signos y presagios- finalmente coincidió con sus predicamentos. Es
más, Él mismo decidió su castigo. Pero lo feo, lo verdaderamente feo es tener
que sobrellevar la carga del señalamiento como Rey de Burlas de todos los
chistes en la cultura occidental. Freud y Bergson echaron a andar esa especie.
Y ya nadie la pudo atajar. Pobre. ¡Pobre Edipo!
Sólo faltaba que La Comedie Française le dedicase un filme
para distorsionar su heroica historia y
poner a reír a los espectadores de todas partes del mundo, con semejante
disparate. Pero lo más complejo en este cuento, es que se trata de reírse de la risa. Voy a explicarme.
Que una docena de viejos hayan abusado de sus hijas y hayan
engendrado en su vientre a sus propios nietos, es una desventura mundial. La
prensa y la justicia castigan esa infamia. Pero que un respetado doctor lo haya
hecho con la compañera de estudios de su propio hijo distorsiona la identidad
de cada uno hasta el insólito. El enredo obliga a la cámara a contradecir el discurso:
Gandhi, el gran Gandhi es un muñeco para esclavizar al padre; el seductor es
una criatura manipulada; la seducida es una bruja; la engañada es una
manipuladora; el mecánico es un torpe; los hijos, manipuladores por
antonomasia, son enfermos y débiles; la solución de la comedia es que el
invasor colonice la otra cara de la tierra. A estas alturas, el público es
convocado al centro de la fiesta: cada que el espectador necesita un nuevo
personaje, la comedia se lo facilita; cada que la historia se vuelve
previsible, el filme le dice que tiene la razón; cada que el filme introduce
una situación nueva, el público está de acuerdo. Como protagonista de las
decisiones, el espectador decide sobre el
derrumbamiento del mundo y la familia, pero la risa conserva la seguridad
cotidiana fuera de la pantalla.
Así es esta demasía de todos juntos: una vuelta de sí sobre
sí mismo. La tragedia edípica ha devenido alegre risa gracias a la Comedie
Française; una risa risible y ridícula pues, cómo no va a resultar ridículo que
en la mitad del carnaval se derrumbe el universo humano y se confunda la
familia. Un aire de ciudad contaminada circula y el absurdo de la tragedia se
vuelve regocijo. Pobre Edipo.
Sólo hay una cosa que lo salva: si el mundo se ha de
derrumbar arrastrando consigo a la familia, no será en la pantalla. Ese será un
asunto de la historia. Pero si Arnold Toynbee tiene razón en su interpretación
filosófica de la Historia de las Civilizaciones, Edipo será glorificado para
siempre. Pobre; pobre humanidad occidental y su globalización.
Bogotá, septiembre 26 de 2011.